Gemma y su familia llevan intercambiando desde 2007, y han realizado ya más de 20 intercambios. Les encanta viajar, conocer sitios y callejear, mezclarse con la gente local, conocer su cultura y probar su gastronomía, y encuentran en el intercambio de casas la forma más idónea de hacerlo. ¿Quieres conocer cómo fue su primer intercambio?
En 2005 reformamos por completo un pajar que tenía mi familia y lo convertimos en vivienda de vacaciones.
Quedó preciosa y aunque en verano está habitualmente alquilada, la primavera y el otoño son unas épocas muy bonitas en la zona donde está la casa y pensamos que podía ser buena idea dedicar estas temporadas a intercambiarla.
De hecho, la idea del intercambio surgió por casualidad al poco tiempo de tener nuestra casa de vacaciones y** nos pareció una forma muy cómoda y divertida de viajar ya que casi siempre intentamos huir de convencionalismos y turismo en masa.**
¡El primer intercambio de casa que hicimos fue hace mucho ya!, en 2007, y fuimos a Lanzarote, a una villa estupenda con piscina privada. Disfrutamos mucho este primer intercambio en Lanzarote. La toma de contacto con la familia anfitriona fue tan cómoda, sencilla y fluida que no tuvimos ninguna duda de que era una muy buena idea para pasar nuestras vacaciones. Nosotros fuimos a su casa primero y al cabo de unos meses vinieron ellos a la nuestra.
Para ser sinceros, al principio no sabíamos muy bien que esperar pero después de las conversaciones mantenidas con ellos para cerrar el intercambio, la confianza fue creciendo cada vez más y no hubo ningún temor a la hora de llevarlo a cabo.
El recibimiento que nos dieron al llegar a la isla fue perfecto, la familia era encantadora y tuvimos un coche a nuestra disposición para recorrer la isla. La casa era fiel a las fotos que habíamos visto, disfrutamos mucho de la piscina y de la barbacoa donde asábamos los pescados que comprábamos directamente a los barcos que llegaban al puerto.
Este primer intercambio en Lanzarote fue la primera toma de contacto con esta forma de viajar, con el intercambio de casas, pero salió todo tan bien que no nos planteamos otra manera de viajar ahora.
Disponer del coche que nos dejaron además, supuso llegar a cualquier rincón de la isla a cualquier hora.
La isla es pequeñita pero da mucho de sí. El parque nacional de Timanfaya, la Cueva de los Verdes, todas las obras de César Manrique, las playas, los vinos, los atardeceres en el Faro de Pechiguera, etc. Es un sitio ideal para relajarse y disfrutar de su naturaleza y su cultura.
En la actualidad, seguimos usando el intercambio de casa como primera opción vacacional, de hecho, hemos cogido tanta confianza con algunos anfitriones e invitados que en ocasiones hemos repetido ambas partes, incluso nos hemos prestado también nuestras casas habituales o las hemos compartido en visitas a otros destinos haciendo parada para saludar, comer o incluso dormir de camino al destino final. Hemos hecho muy buenos amigos y queremos seguir compartiendo nuestra casa y este modo de viajar.
¿Qué te parecen estas vistas de Lanzarote?