Los fans del intercambio de casas están acostumbrados a intercambiar sus viviendas de forma habitual… Romina y Agnès llevaron su intercambios un paso más allá e... ¡intercambiaron sus vidas! Sigue leyendo para saber cómo lo consiguieron.
¡Descubre la comunidad HomeExchange!Romina vive en Buenos Aires y Agnès, en Barcelona. Trabajan para la misma empresa publicitaria, en puestos de trabajo similares, y un día decidieron intercambiar sus respectivas vidas durante dos meses. ¡Sí, sí, sus vidas! Y claro, el intercambio de casas era el primer paso para ello.
La idea era vivir la vida de otra persona que trabaja de lo mismo que tú pero en otra parte del mundo. En la agencia de publicidad en la que trabajamos existe un programa de intercambio de oficinas. Solo debemos buscar en cualquier oficina del mundo a alguien con el mismo perfil laboral que pueda encargarse de las mismas tareas que uno desempeña”, nos cuenta Romi.
No se conocían de antes, pero sin duda esta experiencia les ha unido y les ha hecho abrir su mente hacia el mundo que les rodea. Romina destaca la importancia de “vivir otra cultura y comprobar que las relaciones humanas son iguales en cualquier parte del mundo. Podemos hablar diferentes idiomas, trabajar diferentes horarios, comer cosas diferentes, pero las buenas personas están en todas partes”. Cuando preguntamos a Agnès qué se siente al seguir el trabajo desde otro lugar distinto, nos dijo: “Es una extraña sensación de estar en lo conocido pero de un modo diferente; trabajar en lo mismo pero en otro contexto es 100% enriquecedor”.
Sus puestos de trabajo son quizás lo único que tenían en común durante su intercambio de casas… Romi vive en el barrio de Palermo, en Buenos Aires, en un apartamento pequeño, monoambiente, para una sola persona, pero lleno de vecinos jóvenes universitarios por la cercanía de la Universidad.
En cambio, Agnès vive a las afueras de Barcelona, en un tranquilo barrio residencial, en una casa familiar y un enorme jardín con una perrita pastor alemán. Y sí, como en tantos muchos intercambios de casa, “a Romi le tocó jugar con la perra y pasear por la montaña” nos cuenta Agnès. ¡Como en muchos otros intercambios de casas!
Y en un intercambio de vidas no podían faltar las relaciones humanas. Intercambiaron familiares y amigos durante esos dos meses. ¿Imagináis llegar a un lugar nuevo y tener amigos desde el primer día? Nos cuenta Romina que “mis amigas la sacaron a pasear, a almorzar, a cenar, y lo mismo sus amigos conmigo. Mis padres estuvieron pendientes de ella, y sus padres de mí”. Y añade Agnès: “Incluso adaptamos hábitos de consumos de la otra, ¡yo bebía mate y Romina comía patatas bravas!” Es una de las ventajas del intercambio de casas, te permite conectar con tu anfitrión en tu destino.
Ahora, ya de vuelta a sus ciudades originarias y puestos de trabajo habituales, las dos quieren seguir intercambiando sus casas para viajar por todo el mundo. Japón, Australia y San Francisco están en su lista.
¿Conoces a alguien que también lo haya hecho? ¿Te gustaría hacerlo a ti durante tu intercambio de casas? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!¡Planifica tu próximo intercambio de casas a HomeExchange!