Munich es una ciudad de gran belleza, una metrópoli moderna de amables habitantes en la que disfrutar de amplios biergarten al aire libre, bellos museos e interminables paseos. Aquí os dejamos dos geniales experiencias de intercambios de casa en esta ciudad alemana, con las que os darán unas ganas tremendas de hacer las maletas y lanzaros a descubrirla. ¡Atentos!
1- Juan Mari, Arantza, Jon y Oier, de Zarautz (País Vasco).
La idea de viajar a Munich fue un poco a bote pronto ya que no teníamos ningún destino concreto en mente y enviamos propuestas de intercambio a diferentes ciudades de Europa. Josef y Matilde contestaron en seguida y desde los primeros mails y conversaciones por whatsapp tuvimos muy buena conexión. Fue un intercambio no simultáneo por lo que ellos viajarían más adelante a nuestra casa y en estos momentos… ¡Estamos deseando conocernos por fin!.
Munich fue una sorpresa para todos. Fuimos en coche y lo primero que disfrutamos de Alemania fueron sus fantásticas autopistas y la sensación de conducir libremente. Al principio es un pelín agobiante porque todo el mundo te adelanta a toda pastilla pero en seguida se va cogiendo confianza y lo cierto es que si disfrutas conduciendo es una experiencia fantástica. Además puedes cruzarte con cualquier modelo de coche, desde clásicos hasta el último BMW, Lamborghini o Bugatti, pasando por coches eléctricos.
La ciudad es muy tranquila y hay un ambiente bastante relajado y mucha vida en la calle, la gente es muy amable y afable y todo el mundo habla inglés. No es nada cara, el transporte público (fantástico), el comercio y hasta la hostelería tiene precios muy similares a los del País Vasco, de hecho diría que la cerveza es más barata. Tuvimos la suerte de tener muy buen tiempo y disfrutamos a tope de los Biergarten. Nos gustó en especial Hirschgarten cerca del palacio Nynphenburg. Está rodeado de un parque dónde los niños pueden jugar, tiene mucho espacio fuera y comedores preciosos en el interior decorados al más puro estilo bávaro.
Otra parte de la ciudad que nos encantó fueron los jardines ingleses, en cuanto para de llover, todo Munich se reúne allí para pasear. Es una ciudad muy ciclista (todo el mundo tiene bici y la utiliza continuamente) los niños disfrutaron a tope jugando a fútbol y comiendo las famosas salchichas currywurst y los pretzel gigantes. Ni que decir tiene que nosotros también aprovechamos para tomarnos unas buenas cervezas. Para nosotros que venimos de un pueblo surfero, fue una gozada ver cómo surfean en el río. Hay una única ola y todos hacen turnos civilizadamente para surfearla de uno en uno y ¡no parece nada fácil!
Es una ciudad muy cómoda para moverse y muy bien comunicada, nos sorprendió que con un único billete accedes a todo el transporte público y de hecho no hay ni barreras ni máquinas de entrada y salida, sólo tienes que llevar encima tu billete y enseñarlo si los inspectores te lo piden.
Impresionante el Deutches Museum, aprendimos que es imposible verlo todo en un día, así que importante hacer una selección antes de entrar. La parte naútica y aérea y la de las máquinas de vapor es una pasada. Muy didáctica y entretenida.
Pero lo mejor de Munich es pasear por las calles, los parques, visitar la Marienplatz, el Vitualienmarket, la ciudad olímpica ( sobre todo la torre) y para mis hijos fundamental el BMW Welt dónde puedes montarte en todos los coches y motos de BMW, hacerte fotos y sentirte en el Dakar y por supuesto visitar el Allianz Arena, que para los forofos del fútbol es una visita muy completa y amena.
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2- Ricardo y Sara, de Valencia.
A priori cuando te hablan de la ciudad de Munich la asocias principalmente a dos cosas: la cerveza (Oktoberfest) y el equipo de fútbol del Bayern. Ambas cosas me encantan, pero la ciudad y sus alrededores nos ofrecieron muchas más cosas.
Éstos son algunos de los lugares que visitamos gracias a las sugerencias y opiniones de nuestros “partners” de intercambio.
- Englischer Garten. Se trata de un inmenso jardín que transcurre junto al río Isar. En verano y con buen tiempo es muy agradable. Lo más recomendable es lanzarse al río y dejarse arrastrar por la corriente. Cuando sales del río, de premio, te tomas una buena cerveza bávara en alguna de las típicas biergarten que hay alrededor.
- Lago Starnberg. Resulta muy cómodo coger el tren de cercanías en la estación central (Hauptbanhhof) y en 30 minutos, estarás observando uno de los lagos más bonitos de Baviera. Además, también se puede realizar un recorrido en barco, pudiendo contemplar el Palacio Real de Ludwig II.
- Palacio de Nyphenburg. La visita al Palacio y a sus jardines bien vale la pena. El Palacio incluye la Sala de Piedra, un salón de ceremonias estilo rococó. Los jardines son preciosos rodeados de lagos y canales, un oasis verde lleno de tranquilidad dentro de la ciudad.
En definitiva, es un destino muy recomendable y si a ello añades la amabilidad y cordialidad con la que la familia alemana nos acogió en su casa, doblemente perfecto.
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