Cada año del 30 de mayo al 5 de junio tiene lugar la semana Europea del Desarrollo Sostenible que promueve el desarrollo sostenible a través de numerosas iniciativas organizadas en toda Europa.
Las últimas décadas se caracterizan por una toma de consciencia global sobre el cuidado de nuestro planeta, Madre Tierra. Hoy estamos más atentos que nunca a lo que comemos, el consumidor desinteresado que consumía productos de una agricultura lejana y desconectada sin cuestionarse nada de su alimentación forma parte del pasado. El sentido común ha llegado a nuestros platos y nos incita a buscar productos frescos de temporada que no han tenido que atravesar océanos para llegar a la mesa.
Impulsadas tanto por necesidad como por el gusto, miles de iniciativas de agricultura urbana han aparecido al mismo tiempo en distintos lugares del mundo. En un mundo en cambio constante en el que el 53% de la población mundial es urbana, la tendencia a la aparición de la agricultura en las ciudades avanza a pasos agigantados y están surgiendo huertos que transforman terrenos baldíos industriales en campos de tomates y edificios de oficinas en soportes verticales para lechugas.
París, con su torre Eiffel, su centro Pompidou, los muelles del Sena y... sus abejas. ¿Sabías que las 200.000 abejas de Notre-Dame de París sobrevivieron milagrosamente al incendio que arrasó la catedral el 15 de abril? Las colmenas instaladas en el techo de la Sacristía producen cada año 25 kg de miel. Del mismo modo, el jardín de Luxemburgo, también refugio de colmenas que se pueden visitar, vende su cosecha de miel en el jardín durante la exposición de otoño.
Otros ejemplos son las Farm Shops de Londres. Antes, la zona albergaba comercios abandonados, pero hoy día los huertos y la piscicultura acuapónica a pequeña escala se han multiplicado. El objetivo de este proyecto era demostrar que es posible producir comida sin necesidad de grandes superficies.
En España, desde hace unos diez años se desarrollan los laboratorios ciudadanos. En Madrid en concreto, los “laboratorios ciudadanos madrileños”, son el resultado de iniciativas colectivas ciudadanas que buscan volver a utilizar espacios urbanos abandonados, en los que la agricultura urbana juega un papel esencial en la promoción del comercio de barrio.
El Prinzessinnengarten es un huerto urbano situado en el corazón de la capital alemana, un jardín escondido sólo conocido por los asiduos y los turistas bien informados que ofrece una variedad de fruta y verdura para comprar o consumir directamente en el lugar. Sus creadores, dos amigos berlineses, han desarrollado un movimiento asociativo de “guerrilla gardening”, es decir, la “guerra por los huertos”.
Estas ciudades, así como otras, han tomado la determinación valiente y visionaria de reintroducir espacios agrícolas en el medio urbano, que no sólo producen alimentos para los habitantes locales, sino también nuevas formas de vivir la ciudad que dejan lugar a la convivencia y a los vínculos entre las personas, valores muy importantes para nosotros y que también cultivamos en nuestros intercambios.
Muchos de vosotros aprovecháis las vacaciones para reponer fuerzas y salir a explorar nuevos destinos. Los productos y la cocina local también forman parte de esta experiencia, así como los mercados, los restaurantes y las tiendas frecuentadas por los habitantes locales. Cuando preparéis la guía de vuestra casa y de la zona para vuestros invitados, no olvidéis darle esta valiosa información que sin duda, marcará una gran diferencia en su experiencia de intercambio. Lo que para ti es habitual, tiene un sabor muy particular para tus invitados, sobre todo si provienen de lejos.
¿Y si, ya que estás ahí, te acercas a echar un vistazo a estas iniciativas de agricultura urbana que están floreciendo en las redes sociales? ¿Y si te acercas a charlar con estas personas emprendedoras que han hechizado el cemento haciendo que crezcan calabacines y fresas en plena ciudad? Una idea para salir en familia, una fuente de inspiración e ideas creativas para llevarte a casa. ¡Quién sabe! Tal vez te conviertas (si no lo eres ya) en un hortelano urbano que alimenta a la familia y los vecinos con lo mejor de lo mejor: fruta y verdura fresca, ecológica, local, sabrosa y cultivada con amor.
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